Constantino V.
El
sucesor de León III fue su hijo Constantino V. Nace en Constantinopla en el año
718 y su madre se llamó María. Fue designado asociado al trono ya en plena
infancia, en el año 720. Por razones de estado su primer matrimonio se dio con
una princesa kazara llamada Tzitzak, bautizada luego como Irene.
Para
entender cómo se catalogó a Constantino V, es interesante leer la descripción
de Ortiz (1855, p. 74) que escribe lo siguiente:
741. Constantino IV, hijo de León y de
María, nacido en 719, apellidado
Coprónimo, porque había ensuciado la sagrada pila al suministrarle el bautismo,
que recibió en 25 de octubre del mismo año, creado augusto en 31 de marzo de
720, sucedió a su padre en 18 de junio de 741. Cuasi en el mismo instante
marchó a contener las correrías de los musulmanes en Asia. Durante su ausencia,
Artabasto, su cuñado, se hizo proclamar emperador en Constantinopla, haciendo
creer al pueblo que Constantino había muerto en Frigia. Este regresando a
Constantinopla, en 2 de noviembre de 748, se apoderó de Artabasto y de sus dos
hijos, Nicéforo y Nicetas, les hizo sacar los ojos, y les desterró. El año 752
empezó una nueva persecución contra los defensores de las santas imágenes, y en
particular contra los monjes, a quienes detestaba a causa de su celo por la
verdad. Hízolos sufrir diversos tormentos, y al ser encarcelado, por orden
suya, el abad san Esteban, se encontró este en su prisión con trecientos
cuarenta y dos monjes, de los cuales unos tenían las manos cortadas, a otros
les faltaba la nariz, y a otros les habían sacado los ojos, todo por haberse
negado a suscribir sus edictos contra las santas imágenes. Convirtiéndose esta
cárcel en monasterio, en donde se celebraron con regularidad los oficios.
Constantino sostuvo con vario éxito frecuentes guerras con los búlgaros. En su
última expedición contra ellos, viéndose acometido en un carbundo pestilencial,
se embarcó para regresar a Constantinopla; pero espiró en el camino al pie del
castillo de Strengile, día 14 de setiembre del año 775, después de haber
reinado treinta y cuatro años, dos meses y veinte u ocho días, desde la muerte
de su padre. “Los escritores contemporáneos, dice Le Beau, describen a
Constantino Coprónimo, como un príncipe entregado a las más hediondas
voluptuosidades. Sufriendo ya en vida el castigo de sus desórdenes con
vergonzosas enfermedades, con úlceras que le causaron la pérdida de muchos
miembros, lleno continuamente de terrores que le quitaban el sueño, brutal para
con sus domésticos, les hacía destrozar a latigazos, rebajando la dignidad real
hasta el punto de pegarles el mismo. Tan inhumano como injusto, se hacía
presentar los miembros sangrientos de los mártires, regocijándose en sus
suplicios, cruel perseguidor, enemigo de Dios y de los hombres, digno de ser
ensalzado por sus semejantes” Había casado 1ro con Irene, que le dio a León, su
sucesor; 2do con María, de quien solo conocemos el nombre; y 3ro con Eudoxia,
en la que tuvo cuatro hijos: Nicéforo, Cristóbal, Nicetas y Eudoxio, con una
hija llamada Antusa, a quien sus virtudes y sobre todo su caridad para con los
pobres, hicieron digna de ser colocada entre los santos”.
Indicamos
como errores en el escrito de Ortiz los siguientes:
1.
El
Emperador está mal denominado, Constantino IV pertenece a la dinastía de
Heraclio, y gobernó entre los años 641 -648.
2.
No
señala en su resumen que Artabasto fue apoyado por el antireformista sector
iconodula.
Constantino
fue un soberano enérgico, un capaz soldado y un gran estratega. León III había
salvado al Imperio y dejado un estado fuerte, ahora le tocó a Constantino V
pasar a la ofensiva en las siguientes direcciones:
1.
Presionó
hacia el este contra el Islam, hizo campañas en Armenia y Siria, destruyó la
flota árabe y expulsó a los árabes de Chipre, esto durante las primeras etapas
de su reinado.
2.
Hizo
campañas que mantuvieron quietos a los búlgaros, esto durante la segunda etapa
de su reinado.
Esto
permitió que el Imperio Bizantino supere la presión árabe – búlgara y sea la
potencia militar más fuerte de Europa. La iconoclastia llegó a su tope en este
reinado. Tenía siete años Constantino V cuando empezó el movimiento iconoclasta
y fe educado bajo el paradigma de que la iconoclastia era piadosa y justa.
Su
cuñado Artabasto, apoyado por el sector iconodula, tomó el poder en su ausencia
y trató de frenar las reformas iconoclastas de León III. Constantino V recuperó
el control de la capital en el 743. Este golpe de estado fortaleció la
inclinación iconoclasta del Emperador, quien fue más radical que su padre. En
el año 754 convocó un sínodo en Hieria, al que únicamente asistieron obispos
iconoclastas. Las acciones de Constantino V se volcaron principalmente a los
monasterios, que eran el centro de la burocracia iconodula. Se expropiaron las
propiedades de los monjes y se pusieron a beneficio del estado o del ejército,
y se obligó a los religiosos a contraer matrimonio.
Asimov
(1982, p. 150) resume la vida de Constantino V de la siguiente manera:
“Se salió con la suya durante toda su vida,
gobernó durante una generación y murió en la cama. Los monjes, sin embargo, no
olvidaron ni lo perdonaron. Los cronistas monásticos de los años siguientes
ignoraron sus triunfos militares y no ahorraron epítetos para describir su
crueldad y perfidia. Le describieron como judío y ateo, que sufría enfermedades
repugnantes y que reunía todo lo que era vil”
Podemos
apreciar en términos generales cómo se deterioró la imagen de los emperadores
inconoclastas, por supuesto, al ser escrita por el culto sector clerical iconodula,
que no escirbió sobre las conquistas militares de León III, ni de Constantino
V, ni de su esfuerxo por establecer normalidad en la política y economía del
Imperio. Greene (2013, p. 83) dice:
Un espíritu combativo necesita un poco de estímulo,
algo de enojo y odio para alimentarse. Así que no te sientes a esperar que le
gente se ponga agresiva; irrítala y enfurécela deliberadamente. Sientiéndote
acorralado por una multitud que te detesta, pelearas como el demonio. El odio
es una emoción muy poderosa.
La
tumba de Constantino V sería profanada en el futuro y sus restos arrojados al
mar.
La
historia de hoy en día, que procura ver los hechos a la luz científica ha
rescatado el legado de estos emperadores y está colocando nuevamente su nombre
en el sitial en el cual merecen estar.
BIBLIOGRAFIA
Asimov,
I. (1982). Constantinopla, el Imperio olvidado. Madrid: Alianza Editorial.
Greene,
R. (2013). Las 33 estrategias de la guerra. Océano: México.
Ortiz,
M. (1855). Los héroes y las grandezas de la tierra. Madrid.
(disponible
como material de libre acceso en google books)
Recursos
Web:
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